Sé que aún no ha pasado ni una semana sin subir entrada,
pero me apetecía contaros que tal ha sido mi experiencia con el primer workshop
al que he asistido. Primero de todo quiero explicaros que es un workshop, y ya
luego volvemos a mi experiencia. Un workshop es una clase intensiva durante
varias horas (o en este caso días) que suele ser de un tema en concreto. Por
ejemplo, en mi caso, fue de bodegón. He de decir que la idea de que fuese de bodegón
no me gustaba nada, ya que Raquel, nuestra profesora, vino esa misma semana a
iniciarnos en el tema. No me gustó por el hecho de que es todo demasiado básico
y no hay mucho donde ir 'jugando', o eso pensaba yo. Las primeras clases antes
del workshop fueron raras, aprendí pero estaba un poco descolocada y esto me desanimó
a ir el fin de semana. Pero me di un chute de positivismo y pensé que no podía
perder nada y encima, me ayudaría a aprender cosas nuevas y así fue.
El workshop empezó el sábado a las 10, yo estaba asustada porque no conocía a casi nadie ya que de mi clase no sé si iban. Pero en cuanto empezamos a organizarnos vi que sí que había gente de mi clase y que por supuesto, alguien me ayudaría. El fin de la mañana era hacer cada uno un bodegón pero esto no salió del todo bien. Empezaron los problemas en mi grupo. Los flashes no se sincronizaban entre ellos y por tanto, no nos iban; pero sí que se sincronizaban con el otro grupo aunque cambiasen de canal. Esto nos hizo perder más de dos horas y al final usamos luz fija, aunque no era muy recomendable. Cuando ya estábamos puestos a hacerlo, descubrimos que no teníamos casi objetos, así que nos tuvieron que dejar. Pero solo teníamos para tres bodegones y éramos cuatro, pudimos aclararnos con el profesor y nos dejó hacer solo tres. A partir de ahí ya todo fue genial. Paramos para descansar y comer, lo que me hizo coger fuerzas para seguir el día.
A las cinco volvimos a clase y nos pusimos a hacer un reloj. No he visto cosa más difícil en mi vida, había que hacer como 10 o más fotografías y luego revelarlas todas. Entre eso y que estábamos muy cansados, no nos salió del todo bien. El día acabó y llegó el domingo, día de edición y montaje. Yo me quedé con un tintero, una libreta y unas pinturas. La verdad es que no me convencía demasiado ese bodegón, pero tuve que montarlo. Y después de estar casi cuatro horas editándolo, me quedo fantástico y ojalá os lo pudiera enseñar, pero no puedo hacerlo hasta que no esté entregado.
Y como reflexión de este gran workshop quería deciros que no tengáis vergüenza a la hora de hacer realidad vuestras ideas y de compartirlas. Yo entré con negativismo y he salido muy motivada y con una fotografía que me encanta. Por ultimo os dejo una foto que nos hicieron durante la explicación de uno de los bodegones. ¡Hasta la próxima y no os olvidéis de votar en la encuesta!
El workshop empezó el sábado a las 10, yo estaba asustada porque no conocía a casi nadie ya que de mi clase no sé si iban. Pero en cuanto empezamos a organizarnos vi que sí que había gente de mi clase y que por supuesto, alguien me ayudaría. El fin de la mañana era hacer cada uno un bodegón pero esto no salió del todo bien. Empezaron los problemas en mi grupo. Los flashes no se sincronizaban entre ellos y por tanto, no nos iban; pero sí que se sincronizaban con el otro grupo aunque cambiasen de canal. Esto nos hizo perder más de dos horas y al final usamos luz fija, aunque no era muy recomendable. Cuando ya estábamos puestos a hacerlo, descubrimos que no teníamos casi objetos, así que nos tuvieron que dejar. Pero solo teníamos para tres bodegones y éramos cuatro, pudimos aclararnos con el profesor y nos dejó hacer solo tres. A partir de ahí ya todo fue genial. Paramos para descansar y comer, lo que me hizo coger fuerzas para seguir el día.
A las cinco volvimos a clase y nos pusimos a hacer un reloj. No he visto cosa más difícil en mi vida, había que hacer como 10 o más fotografías y luego revelarlas todas. Entre eso y que estábamos muy cansados, no nos salió del todo bien. El día acabó y llegó el domingo, día de edición y montaje. Yo me quedé con un tintero, una libreta y unas pinturas. La verdad es que no me convencía demasiado ese bodegón, pero tuve que montarlo. Y después de estar casi cuatro horas editándolo, me quedo fantástico y ojalá os lo pudiera enseñar, pero no puedo hacerlo hasta que no esté entregado.
Y como reflexión de este gran workshop quería deciros que no tengáis vergüenza a la hora de hacer realidad vuestras ideas y de compartirlas. Yo entré con negativismo y he salido muy motivada y con una fotografía que me encanta. Por ultimo os dejo una foto que nos hicieron durante la explicación de uno de los bodegones. ¡Hasta la próxima y no os olvidéis de votar en la encuesta!