Todo empezó en 2012, cuando
estaba en 4º de la ESO. Desde el principio de este curso tenía bien claro lo
que iba a estudiar al acabar, pero cuándo llegó Enero mis ideas se fueron y me
quedé en blanco. Podría haber elegido desde siempre seguir haciendo lo que yo
quería, es decir, Magisterio; pero algo me cambió de opinión.
A principios de Diciembre nos
hicieron un ‘test’ para saber qué cosas se nos darían bien y que otras no. En
este test intenté responder lo más sincera sin basarme en qué quería estudiar,
ya que me iba a abrir muchas puertas, o eso pensaba. Mi asombro fue cuando mis
profesores quisieron hablar conmigo y me dijeron que si había respondido
correctamente y sin basarme en nada a lo que les conteste que sí. Me comentaron
los resultados y para mi asombro, magisterio se quedaba en un segundo plano y
arte era el primero. Yo me quedé alucinada, ¿desde bien pequeña quería ser
profesora y ahora me decían que el arte era lo mío? Me costó asimilarlo,
incluso practique a dibujar a ver si de verdad se me daba bien, pero fue inútil.
No sabía dibujar ni mucho menos me interesaba todo aquello. ¿Acaso mis
profesores estaban locos? Pensé en volver a hacer el test pero seguro que esta
vez no sería del todo sincera. Hablé con mis profesores y les comenté que me
explicaran que ramas había para estudiar arte. Me comentaron que podía hacer
bachiller artístico, pero me negué rotundamente ya que lo mío no era el dibujo.
También me dijeron que había distintos módulos, y que algunos de ellos tenían
relación. Me centré en uno y estuve investigando en él unos 3 meses.
Llegó Mayo y con ello las
matrículas para el nuevo curso. Estaba insegura y no sabía ni que estudiar así
que hablé con mi madre y le conté el problema. A ella no le gustó para nada,
pensaba que iba a desaprovechar todo y que al final no haría nada. Le dije que
me interesaba mucho más el modulo y que no quería quedarme con las ganas de
probarlo, ya que bachiller siempre lo podría hacer cuando quisiese. No lo
acepto muy bien, pero decidió darme una oportunidad y hacer la matrícula para
el módulo. Y ahora os preguntaréis, ¿qué modulo era? La rama del módulo se
llama ‘Imagen y Sonido’ y el módulo, ‘Laboratorio de imagen’, Todo iba genial
cuando me enteré que en mi ciudad solo había un instituto que hacía ese módulo,
tuve la esperanza de que me cogieran pero no fue así. Me llevé mi primera decepción
y aún no había ni empezado a estudiar. Me volví negativa y pesimista, ya que de
verdad me empezó a interesar. Mi madre se dio cuenta de que quería estudiar eso
y que había decaído desde aquel momento.
Me tiré todo el verano buscando
alguna solución, intentando subir nota para entrar, intentando hacer exámenes,
no sé, algo que me dejase las puertas abiertas para poder entrar pero tampoco
encontré nada. Hasta que un día mi madre me dijo que había encontrado una
solución: una academia privada. No me gustó la idea de tener que pagar por
estudiar lo que yo quería, pero nos dieron información y la verdad es que me
encantaba ese curso. Así que, el día siguiente me inscribí y empecé las clases
en Octubre. A día de hoy, ya he hecho el primer año y con bastantes obstáculos,
pero poco a poco todo se puede sacar. Y ahora mismo, mi madre se da cuenta de
que he hecho lo correcto y está orgullosa enseñando mis fotografías a los
conocidos.
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